Un estudio epidemiológico consiste básicamente en comparar la aparición de una enfermedad dentro de diferentes grupos de una misma población.
Para poder hacer estas comparaciones la epidemiología ha desarrollado varios tipos de estudios con la finalidad de obtener datos válidos, analizables e interpretables. Estos estudios pueden ser experimentales (ensayos clínicos) u observacionales.
En los estudios experimentales mediante el ensayo clínico, el investigador selecciona una serie de individuos y decide cuáles serán expuestos al factor en estudio y cuáles no. Mientras que en los estudios observacionales el investigador se limita a observar cómo se comportan dos grupos de población que se diferencian en algún factor relevante, como puede ser una exposición determinada.
Se puede realizar un estudio observacional mediante tres tipos diferentes de diseño: transversal, casos-controles y de cohortes.
- Transversal: se escoge a unos individuos de la población y se observa cuáles de ellos están expuestos y cuáles no, o cuáles presentan la enfermedad y cuáles no.
- Casos y controles: a partir de un grupo de enfermos (casos) y un grupo de individuos sanos (controles), se comparan los antecedentes de exposición de cada grupo. En principio las características de los individuos de los dos grupos son las mismas.
- Cohortes: se selecciona a un grupo de individuos expuestos y a un grupo de individuos no expuestos al posible factor, y se observa cómo se desarrolla la enfermedad en ambos grupos. Los estudios de cohortes, en general, son los mejores estudios porque permiten controlar muchas variables, pero su duración y coste suelen ser muy elevados.
En resumen, en un estudio transversal se selecciona la población sin tener en cuenta su estado respecto a la enfermedad o exposición, en el de casos y controles se selecciona a la población en función de su estado respecto a la enfermedad, y en un estudio de cohortes el criterio de selección es la exposición.
La mayoría de los estudios epidemiológicos realizados sobre campos electromagnéticos son de tipo de casos y controles. En los estudios hay que tener en cuenta que el grupo de controles ha de ser totalmente comparable al grupo de casos. De esta forma, si aparece una exposición más frecuente en los enfermos, ésta se podrá relacionar con la enfermedad sin equivocarse. Pero si esto no es así y, por ejemplo, los casos (individuos enfermos) presentan con mayor frecuencia una exposición que no está relacionada con la enfermedad que los controles (individuos sanos), el investigador concluirá erróneamente, que esta exposición es una causa de la enfermedad.
Por esta razón, es conveniente identificar a la población que ha generado los casos y seleccionar los individuos sanos que actuarán de controles dentro de esta misma población.
Aún así, ningún estudio epidemiológico puede probar por sí solo que una enfermedad está causada por un factor de riesgo. Sólo puede decir si se podría asociar a un factor de riesgo con el posible desarrollo de una enfermedad. Por lo general es necesario aportar más datos mediante ensayos clínicos en el laboratorio antes de que se pueda afirmar categóricamente que un factor de exposición es el responsable de una enfermedad.
Ejemplo de un estudio de casos y controles:
1. Se agrupa en una lista a un determinado conjunto de individuos que presentan una enfermedad en concreto, estos serán los casos del estudio.
Supongamos que los casos son 200 personas con leucemia
2. A partir de la misma población en donde han aparecido los casos, se seleccionan los controles, un número de individuos con características similares pero que no han contraído la enfermedad.
Consideremos que se seleccionan a 200 personas sin leucemia como controles
3. Una vez que tenemos las dos listas se investiga que número de casos y de controles se ha expuesto al factor de riesgo a estudio.
Si del estudio de exposición se concluye que del grupo de casos han estado expuestos al factor de riesgo 50 personas y las otras 150 no, se calcula que la tasa de exposición de los casos es 50/150 = 0,33.
Si de manera análoga también resulta que del grupo de controles también han estado expuestos al factor de riesgo 50 personas y las otras 150 no, se calcula que la tasa de exposición de los controles es 50/150 = 0,33.
4. El siguiente paso es comparar las tasas de exposición de los dos grupos, o lo que es lo mismo, calcular el Riesgo Relativo (RR) o razón de proporciones “odds ratio”, para lo que se divide la tasa de exposición de los casos por la tasa de exposición de los controles.
RR = Tasa de exposición de los casos / tasa de exposición de los controles = 0,33 / 0,33 = 1,0
5. Si el valor del Riesgo Relativo (RR) es 1,0 quiere decir que tanto los casos como los controles han tenido la misma probabilidad de estar expuestos al factor de riesgo. De lo que se deduce que no se puede asociar el factor de riesgo investigado con la aparición de la leucemia del ejemplo.
Si los valores de las tasas dieran lugar a un valor de Riesgo Relativo mayor que 1, existiría una asociación directa entre el factor de riesgo y la enfermedad, siendo posible que este factor fuera el responsable del desarrollo de la enfermedad.
Si del estudio de exposición, en los puntos 1 y2, se concluye que del grupo de casos han estado expuestos al factor de riesgo 100 personas (tasa = 100/100=1), y 50 del grupo de controles (tasa = 50/150 = 0.33), se extrae que el Riesgo Relativo es 1/0,33 = 3,03.
6. Aún con un resultado de un RR alto, no sería suficiente para concluir que hay una asociación entre el factor y la enfermedad. Habría que dar otro paso más y ver matemáticamente que este resultado no es una simple cuestión de azar y que el resultado es estadísticamente significativo.
Por ejemplo, si tenemos que del grupo de 200 casos han estado expuestos al factor de riesgo 12 personas (tasa = 12/188 =0.064), y 6 del grupo de 200 controles (tasa = 6/194 = 0,03), se extrae que el Riesgo Relativo es 0,064/0,03 = 2,13. Este valor da un valor muy alto de RR pero debido al bajo número de personas expuestas al factor de riesgo el resultado no es estadísticamente significativo.
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