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La consultoría se define como la creación de valor para una organización, a través de la aplicación del conocimiento, las técnicas y habilidades para alcanzar los objetivos propuestos. Un ejemplo de la actividad de consultoría es el desarrollo de un sistema de gestión de la calidad conforme con un estándar internacional (ISO 9001:2000). La definición, planificación y puesta en marcha (implantación) de un sistema de gestión de la calidad supone la aplicación de conocimiento sobre el estándar y la estructura de un sistema de gestión, y sobre la organización que lo desarrolla; la aplicación de técnicas de diagnosis sobre el funcionamiento de la organización, de identificación y gestión de procesos, de establecimiento y medición de indicadores, de auditoría del sistema; y habilidades para informar, formar y consensuar las diferentes opciones e intereses de los implicados en el proceso.
Para una organización la contratación de consultores persigue cubrir el vacío de conocimiento o habilidades internas de la organización y complementar o reforzar el existente. El físico como depositario de conocimiento, técnicas y habilidades y con capacidad para crear valor a partir de estos, presenta características que le acercan a la actividad consultora. Esta capacidad de crear valor se complementan con alguna de las siguientes características del perfil de un consultor: el interés por aprender, la capacidad de resolver problemas bajo presión, el espíritu de equipo, la capacidad de dirección, la capacidad de pensar de forma lógica y analítica, ser buen comunicador, y tener capacidad creatividad.
A nivel internacional, la actividad de consultoría se divide en cuatro áreas principales: tecnología de la información, gestión de operaciones, estrategia corporativa y recursos humanos. Aunque no existen datos cuantitativos, el orden de las áreas indica una mayor a menor presencia de consultores con titulación en ciencias físicas.
El físico llega a través de varias vías a la actividad consultora, la incorporación como recién licenciado a una firma consultora, o la incorporación como especialista en un sector de actividad concreto después de años de experiencia en él (informática, telecomunicaciones, aplicaciones industriales, medio ambiente, formación, metrología, …) son las más destacables. En ambos casos, debe realizar un esfuerzo importante de nuevo aprendizaje y adaptación, motivado por el hecho de que de un consultor se espera que sea altamente competente en el área de especialidad.
De las áreas comentadas, la que en este momento requiere mayor polivalencia es la consultoría en sistema de gestión. Asimismo es un área de alta competitividad por la idoneidad que presentan otras titulaciones. Desarrollar un sistema de gestión supone definir y estructurar el funcionamiento de una organización siguiendo un estándar establecido. Los sistemas de gestión pueden ser relativos a la calidad, al medio ambiente, a la seguridad (laboral, física, informática, …) o integraciones entre ellos. El trabajo de un consultor cuando desarrolla un sistema de gestión se inicia en conocer el funcionamiento actual de la organización, su estructura y capacidades. Acabada la fase de diagnosis se procede a planificar las actuaciones necesarias para desarrollar el sistema de gestión. Durante la fase posterior, donde se desarrollan las actuaciones planificadas, el trabajo del consultor va desde la simple tutorización hasta la total implicación. El trabajo acaba con la comprobación o auditoría del sistema de gestión donde se contempla, desde lo particular hasta la globalidad de éste, su capacidad para alcanzar los objetivos perseguidos por la organización. Durante el proceso de consultoría se deben desarrollar propuestas, realizar actividades de sensibilización e información y de formación, se debe consensuar diferentes opciones, ... Pero asimismo se debe luchar contra el calendario establecido, ajustar los costes, prever los cambios de agenda y los continuos cambios de ritmo que se observa en cualquier organización.
Por la formación recibida, los físicos presentan un perfil muy interesante para la empresa en cuanto a conocimiento y capacidad de aplicarlo a las diferentes circunstancias. Son precisamente las cuestiones referidas al propio funcionamiento empresarial (gestión de personal, gestión de presupuestos, organización del tiempo, planificación, elaboración de informes, etc.) los que resultan normalmente ajenos a la preparación de un físico. La experiencia adquirida tras la primera incorporación al mundo laboral o la actitud personal para adquirir y dominar estos aspectos, son suficientes para compensar la falta de esta visión durante la etapa universitaria y convierten a muchos físicos en consultores de primera línea en nuestro país. Lamentablemente, este esfuerzo individual que requiere la adaptación de nuestra formación teórica al mundo real de la empresa hace que los ‘triunfos’ se valoren en cuanto a la carrera profesional del individuo, y no siempre en cuanto a la preparación y capacitación de la carrera de Físicas.
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