La ministra Narbona ha decidido involucrar a las comunidades autonómas en esta tarea partiendo de la base de que a la Administración central le corresponde adaptar las directivas europeas en esta materia y marcar las reglas generales de juego, pero igualmente convencida de que "las comunidades autónomas pueden hacer mucho; lo mismo que los ayuntamientos". Por eso ha decidido enviar una carta a todos los consejeros autonómicos de Medio Ambiente para que detallen qué planes tienen previsto aplicar en el campo del ahorro y la eficiencia enegética o el fomento de las fuentes renovables.

En paralelo, Narbona tiene previsto continuar las conversaciones con la Federación Española de Municipios y Provincias destinadas a "consolidar una red de ciudades por el clima", que permita coordinar los esfuerzos de los ayuntamientos en este campo.

Los planes autonómicos y municipales deben abundar en los contenidos del Plan Nacional de Asignación (PNA) de los derechos de emisión, que el Gobierno debe aprobar de manera definitiva el próximo viernes para dotarse del principal instrumento legal de planificación para cumplir con Kioto. Este plan recoge los deberes impuestos a las principales industrias consumidoras de energía (otorgándoles cupos máximos de emisión) y traza los otros esquemas básicos para reducir el consumo de energía en el transporte y la edificación (vivienda y comercio).

"La crisis de los precios del petróleo nos debe ayudar a todos a entender que es prioritaria una modificación del modelo energético actual, porque la dependencia del petróleo en España ha aumentado en los últimos diez años", declara la ministra Narbona.

Para la titular de Medio Ambiente, "más allá de la importancia ambiental" que significa ir prescindiendo de los combustible fósiles, "es imperioso rebajar nuestra factura del petróleo". Según sus estimaciones, España ha debido pagar en los últimos doce meses un sobrecoste en la factura del petróleo de unos 5.300 millones de euros (por el mismo volumen de petróleo). "Nuestra sociedad paga esta factura sin rechistar; pero imaginémonos lo que podríamos hacer con esta cifra si se destinara a potenciar las energías renovables o a generar comportamientos más eficientes", dice Narbona.

Una de las primeras autonomías que ha empezado a ponerse manos a la obra es la de Catalunya. El Departament de Medi Ambient i Habitatge prepara un decreto sobre ecoeficiencia en la edificación residencial, cuyo objetivo último será reducir el consumo energético en las viviendas de nueva planta en torno al 20% o un 30%, según explica Jordi Cañas, director general de Polítiques Ambientals i Sostenibilitat.

La futura normativa obligará a que las nuevas viviendas estén dotados de placas solares térmicas para calentar agua en usos sanitarios, en línea con la ordenanza municipal que está en vigor en Barcelona. "La idea que tenemos es de que entre el 40% y el 60% del agua caliente en los futuros hogares proceda de energía solar térmica", destaca Cañas.

El decreto buscará también ahorrar energía mediante elementos pasivos, ya sea con ventilación cruzada o con una correcta orientación. Así -por ejemplo-, las ventanas que miren al sur deberán tener en invierno por los menos una hora de insolación directa; mientras que en verano deben dotarse de parasoles para que no se caliente demasiado el edificio.

Para Cañas, estos planteamentos encajan con el Plan Nacional de Asignación del Gobierno y con el futuro Código Técnico de Edificación que prepara el Ministerio de Vivienda.

El decreto de Medi Ambient regulará también el aprovechamiento de las aguas de lluvia, que ahora se desaprovechan -y que pueden recogerse en algibes en terrazas-, de manera que el caudal pueda ser reutilizado en el riego de espacios urbanos, zonas comunitarias y jardines.

Expertos como Felipe Pich-Aguilera o Teresa Batlle destacan que una arquitectura más cuidadosa permite ahorrar hasta un 50% de energía si se suman la ventilación cruzada o el agua sanitaria calentada con placas solares térmicas. Estos arquitectos abogan por prefabricar las casas de manera industrial para reducir el gasto de materiales, energía y agua. Con sus técnicas, el solar donde se levanta la casa deja de ser una fábrica molesta, que causa ruidos, accidentes laborales y escombros, y pasa a ser el lugar donde ensamblan los componentes (pilares, tabiques) prefabricados. "Sólo por fabricar el hormigón en fábrica la normativa ya nos permite ahorrar un 30% de hierro", dice el arquitecto Puich-Aguilera a título de ejemplo.

Pich-Aguilera y Batlle han puesto en práctica algunas de sus ideas en una moderna edificación en la calle Pau Claris de Barcelona, que ha servido a la UE para calibrar ahorros de energía en tipologías residenciales. En este caso, un gran acceso para la ventilación desde la calle hacia un gran patio central permite un flujo del aire que garantizan una ventilación natural de la que se sirven todas las viviendas. En otras ocasiones, han recuperado las terrazas como jardines aprovechando el agua de lluvia o creado modernos edificios con estructuras acristaladas a base de doble capa de policarbonato con cámara de aire interior que permite modular y regular la entrada de luz y calor, entre otros elementos constructivos

Otro de los instrumentos para cumplir con el protocolo de Kioto es el Plan de Fomento de las Energías Renovables, que va a ser revisado, ya que -excepto en el caso de la energía eólica- no se están cumpliendo los objetivos aprobados hasta el 2010. El Gobierno ve factible, por ejemplo, incrementar el objetivo de las fuente eólicas de 20.000 a 30.000 MW (ahora hay 12.000 MW). "Los costes de la energía eólica han bajado en siete años un 46%. El marco normativo se ha mostrado favorable; así es que esta industria da ya empleo a 80.000 personas; y con tecnología española", resalta la ministra Cristina Narbona.

Los nuevos objetivos -vistos como asumibles por la propia industria del sector- son que se eleve de 140 a 1.000 MW la potencia instalación de energía solar fotovoltaica. En cambio, no despegan el uso energética de la biomasa -restos vegetales o forestales para producir calor o electricidad-, los purines ni la cogeneración.

Autor: Antonio Cerrillo