La NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea), la CSA (canadiense) y la Nasda (japonesa) son los organismos que están detrás del proyecto y la última reunión entre ellos para poner al día las investigaciones se produjo hace seis años en Canadá.
En Granada se hablará, entre otras cosas, sobre el proyecto japonés de situar en órbita una minicentral de obtención y almacenamiento de energía. Su coste sería similar al de una central de energía solar terrestre: unos 30 millones de euros. No se plantea de momento lo más importante: el envío de esta energía a la Tierra, bien por ondas o por láser, porque la tecnología todavía no lo permite. De todas formas, según Leopold Summerer, uno de los responsables del proyecto por la ESA, todo el proceso se ha probado satisfactoriamente en laboratorio. Falta ahora trasladarlo a la práctica.
Esta iniciativa, que parece sacada de una historia de ciencia ficción, surgió de forma difusa hace unos 40 años, en los inicios de la carrera espacial. La primera formulación concreta se produjo poco después de la crisis petrolera de 1973, cuando la NASA ideó una red de 60 satélites geoestacionarios que serían capaces en 2050 de generar y enviar a la tierra con microondas o láser hasta cinco gigavatios de energía eléctrica. Se trataba entonces -y hoy- de conseguir a largo plazo superar la dependencia de los combustibles fósiles. Fue la propia agencia espacial estadounidense la que rescató el proyecto del olvido en 1995 y hoy está siendo impulsado fundamentalmente por Japón debido a su gran dependencia energética.
Además de las agencias, colaboran en el proyecto SSP hasta 30 empresas de EE UU (entre ellas Boeing, Lockheed Martin o Texaco), una veintena de universidades norteamericanas, la Universidad japonesa de Kobe, el consorcio aeroespacial europeo EADS o la firma francesa Astrion, de Toulousse. La participación de la ESA es discreta porque, como explica Leopold Summerer, Europa tiene menor dependencia energética que Japón o EE UU y puede generar energía solar terrestre con más facilidad. 'Queremos estar ahí, en la vanguardia de este proyecto, para decidir a partir de 2025 qué política de generación eléctrica vamos a seguir. Hoy, la generación de energía solar estará ya madura y sabremos qué tipo de centrales construir y dónde, si en la tierra o en el cielo'.
Granada, a la sombra de la Alhambra, será escenario también en estos días de la primera reunión entre las agencias espaciales internacionales y el centro de investigación sobre energía solar terrestre más avanzado de Europa: la Plataforma Solar de Almería, en el desierto de Tabernas, gestionada desde 1981 por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). El Ciemat asesora a Abengoa en la construcción de la mayor central solar de Europa en Sevilla. Para Diego Martínez, científico del Ciemat, los veinte años que los promotores de la energía solar terrestre llevan luchando por abrirse camino servirán de excelente pista de aterrizaje para la electricidad que llegue del espacio.
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