La fotosfera solar está ocupada y dominada por un campo magnético caótico, prácticamente invisible con la resolución que permiten los telescopios actuales, de un poder tal que sólo una pequeña fracción de él sería suficiente para compensar las pérdidas de radiación de su atmósfera.
Esta es la principal conclusión de un estudio que mañana publica Nature y del que son autores el investigador del Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC) Javier Trujillo-Bueno, Andrés Asensio y Natasha Shchukina, miembros todos ellos del proyecto de Magnetismo Solar y Espectropolarimetría en Astrofísica que financia el ministerio de Educación y Ciencia.
Los investigadores, cuyo proyecto se desarrolla en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), han determinado la densidad de energía magnética en el Sol en calma es, al menos, dos órdenes de magnitud mayor que la que se infiere de otros estudios de la atmósfera solar.
Esa cantidad de energía magnética es más que suficiente para "parchear" las pérdidas de energía por radiación en las "enigmáticas" regiones externas de la atmósfera solar, es decir, la cromosfera y la corona, donde el plasma estelar llegar a alcanzar el millón de grados.
El descubrimiento, que podría tener implicaciones de gran relevancia en Física Solar y Estelar, según exponen sus autores, pone de relieve que el campo magnético en el Sol en calma es muy intenso, de unos 130 gauss de promedio, y que podría tener "un gran impacto en la geometría del acoplamiento entre fotosfera, cromosfera y corona".
Su tesis es que la geometría de ese acoplamiento magnético resultará ser "altamente complejo y dinámico, con las líneas de fuerza reciclándose y reconectándose continuamente" lo que aumentaría las posibilidades de disipación de energía en la cromosfera y la corona'.
"Dado que el Sol es una estrella más entre los 200.000 millones de la galaxia, es de esperar que se reproduzcan procesos físicos similares en muchas otras pero tan alejadas como para no percibirlos", afirma Trujillo-Bueno en su investigación.
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