Se trata de casi 23.000 instalaciones de radiodiagnóstico y de unas 360 en las que se utilizan isótopos para tratar a 77.000 pacientes sometidos a distintos tratamientos radiactivos contra el cáncer, "y siempre hay algún proceso que se deteriora", explicó la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) en una entrevista concedida a Efe.
Si la situación de las nucleares (Trillo, Zorita, Cofrentes, Santa María Garoña, Ascó, Vandellós II y Almaraz) le tiene tranquila porque "mejoran continuamente" y se modernizan los equipos y los recursos "sin descanso", "funcionando con pleno rendimiento y seguridad", no le sucede lo mismo con las instalaciones radiactivas con otros fines, especialmente las médicas.
"El nivel de seguridad de estas es, en general, bastante bueno pero como hay una actividad muy grande se producen más riesgos", indicó.
"A mí me preocupa que los hospitales están creciendo una barbaridad en nuevos equipos muy complejos y nos preocupa la formación de radiofísicos, porque ya hacen falta muchísimos más, y eso que la radioterapia está solo empezando", indicó.
Los incidentes, explicó, "nacen de la velocidad con la que tienen que trabajar, del numero de casos de cáncer, en constante aumento, y de que ahora casi todas las pruebas son radiológicas".
Además, el CSN está autorizando cada vez más equipos de gran complejidad técnica, como los centros PET (tomografía por emisión de positrones), y cada hospital debe manejar del orden de 100 radiofármacos.
Estevan Bolea destacó también los incidentes que se producen en las acerías, donde los escapes radiactivos, generalmente de polvo de cesio, "tienen un coste económico altísimo aunque no sean de ningún riesgo para la población".
Son "entre 3 y 6 millones de euros por cada incidente" porque la industria tiene que estar parada varios días, además de limpiar todos los equipos, subrayó.
Sobre las centrales, en las que el año pasado fueron 52 los sucesos notificables, 28 menos que en 2002, insistió en que la seguridad está plenamente garantizada, incluso en Zorita, la nuclear en la que se registró el único incidente de nivel "1", mientras que los demás fueron de grado "0".
Reconoció que Zorita, la mas antigua de las centrales nucleares españolas, ya que comenzó a funcionar en 1968, es un "prototipo antiguo" con un reactor como el que llevaban los submarinos nucleares, pero, precisó, también es "muy robusta".
La central, conocida como Zorita por estar en el pueblo de Almonacid de Zorita (Guadalajara), aunque su nombre es "José Cabrera", debe cesar totalmente su actividad el 30 de abril de 2006.
En la actualidad, el CSN y el titular de la central, Unión Fenosa, trabajan en el análisis del combustible gastado y su tratamiento, explicó Estevan Bolea.
Las instalaciones nucleares españolas incluyen además un reactor, el de Vandellós I, en proceso de desmantelamiento; una fábrica de combustible nuclear, situada en Juzbado (Salamanca); y un centro de almacenamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad, El Cabril, en Córdoba.
La presidenta del CSN se mostró especialmente satisfecha del cumplimiento que se ha dado al mandato del Congreso de los Diputados de aumento de las inspecciones en las centrales y en las instalaciones radiológicas.
El año pasado, destacó, se hicieron 205 inspecciones, con resultados "espectacularmente buenos" a pesar de que les hace falta "más personal".
Es precisamente el aspecto técnico de su trabajo, que desarrollará hasta 2006, lo que más le gusta, y lo que menos que el control de su actividad esté "tan politizado", a pesar de que es el Congreso quien la nombra.
|