El coordinador del proyecto y miembro de la asociación nacional Celfosc para combatir la contaminación lumínica, el alicantino Juan Andrés García, indicó a Efe que la iniciativa pretende asegurar que la "bóveda celeste" pueda seguir siendo objeto de observación por parte de las generaciones futuras.
Este proyecto es consecuencia de la reunión de especialistas organizada en febrero de 1994 por la UNESCO en la Universidad de La Laguna (Canarias) para confeccionar la "Declaración Universal de los Derechos de las Generaciones Futuras", que pretende ser equivalente a la "Declaración Universal de los Derechos Humanos" de 1948.
La solicitud, que está firmada por el director del Instituto de Astrofísica de Canarias, Francisco Sánchez, señala que las "generaciones futuras tienen derecho a una Tierra indemne y no contaminada, comprendiendo el derecho a un cielo puro".
Los promotores de la iniciativa consideran que el firmamento es el bien más antiguo que posee el ser humano, además de ser el único que es visto y compartido por toda la Humanidad, por lo que "no hay que olvidar que las mismas estrellas que maravillaron al primer ser humano que levantó la mirada hacia el cielo son las mismas que se observan hoy en día".
Además apuntan que las constelaciones, los asterismos y la mitología son una invención humana con miles de años de antigüedad, y a causa de la contaminación lumínica se está perdiendo su visión.
La petición se realizará previsiblemente antes de que termine 2004 a través del embajador de España en París, donde se encuentra la sede la UNESCO.
Para ello, García y el IAC se han dirigido a cerca de setenta instituciones y centros científicos españoles y extranjeros y a expertos, con el fin de que apoyen y suscriban la solicitud antes de que llegue a la UNESCO.
Entre los organismos que probablemente apoyen la iniciativa destacan el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Museo de la Ciencias Príncipe Felipe de Valencia, el Instituto de Astrofísica de Andalucía y el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.
También se encuentran la Real Sociedad Española de Física, la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana, la Sociedad Europea para la Astronomía en la Cultura y expertos como el ex director de los programas de la NASA en España Luis Ruiz de Gopegui.
García explicó que hasta el momento el cielo carece de "protección alguna" porque se trata de un bien "intangible", a pesar de lo cual consideró que debe reconocerse su valor cultural.
De esta manera, se conseguiría un instrumento para ahondar en su conocimiento, sobre todo a partir de los centros educativos, y para minimizar la contaminación lumínica que impide la observación de los astros en los entornos de las grandes urbes.
Recordó que en España ya existen algunas normativas encaminadas a la protección del cielo en Canarias y Cataluña, y que también se intentó, sin éxito, que la Generalitat Valenciana promulgara la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC).
Según García, la contaminación lumínica impide que el ojo humano pueda observar desde el interior de las ciudades españolas cerca de 7.500 estrellas que podrían verse a simple vista en condiciones de oscuridad.
La emisión de luz "indiscriminada" al cielo en las grandes urbes reduce la visibilidad a tan sólo 230 estrellas del total de 7.646 que, según la literatura astronómica internacional, pueden llegar a apreciarse sin instrumental alguno, lo que supone una visibilidad de sólo el tres por ciento.
Incluso, la situación empeora en el caso de las dos principales ciudades españolas, Madrid y Barcelona, donde la visibilidad astronómica llega a reducirse a 72 astros.
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