El argentino Abel González es director de Radiación y Residuos Nucleares del OIEA, lleva cuarenta años trabajando en seguridad nuclear y es miembro destacado del Forum Chernobil para mitigar los efectos del desastre, del que se cumplen ahora 18 años.

Uno de esos aspectos que contribuyó al accidente que hizo explotar el módulo cuatro del complejo fue el "enorme nivel de chapucería" existente en la URSS, ya que "en unas instalaciones tan complejas como las nucleares, eso tiene un efecto enorme", dijo González en declaraciones a EFE.

La seguridad nuclear ha aumentado desde la catástrofe ucraniana que liberó en la atmósfera terrestre 400 veces la radiación de la bomba de Hiroshima, pero hay aspectos que son difíciles de mejorar, según el experto.

"Estos reactores de la Unión Soviética tienen graves problemas y muchos de ellos están operando hoy en día. Reactores como los de Chernobil tienen problemas de concepción original: son muy complicados y están mal construidos", afirma el experto, que considera que ello crea problemas para garantizar su seguridad.

González afirma sin embargo que "en occidente no ha habido ningún accidente con consecuencias y son años y años de centrales nucleares", aunque matiza que nada humano es infalible.

"El impacto debido a las radiaciones es muy limitado" y las lecturas catastrofistas sobre Chernobil son "una locura que fue generada por ignorancia o por intereses, o quizá por ambas cosas, pero fue imposible pararlo en ese momento porque la gente quería creer que era así".

Según datos oficiales de la Cruz Roja ucraniana, siete millones de personas se vieron afectadas por la explosión del módulo cuatro de la central nuclear que afectó además a Bielorrusia y a Rusia.

Aunque la cifra oficial de muertos se reduce a treinta, la discusión sobre sus efectos a largo plazo se ha convertido en uno de los capítulos más dilatados y polémicos de la tecnología moderna.

"Hubo un problema de competencia entre la verdad científica y la verdad que los políticos necesitaban para escalar posiciones en ese momento", asegura González en relación a los primeros momentos en los que se intentó ocultar la tragedia por las autoridades soviéticas.

Sobre la alta contaminación aún existente y que según algunos estudios no desaparecerá hasta el año 2086, el experto se muestra escéptico acerca de los datos existentes y afirma que en primer lugar hay que definir que es contaminación.

"En el ámbito nuclear tenemos técnicas para detectar fracciones infinitesimales de material radiactivo. Si yo voy a Chernobil puedo detectar átomos que fueron liberados, pero decir que eso es una contaminación es un disparate", remarca González.

El experto asegura que la contaminación en Chernobil "es menor ahora que en muchas zonas del mundo por radiación natural", refiriéndose a las emisiones del cosmos, de la tierra o de nuestro propio cuerpo, ya que como recuerda González tenemos "material radiactivo sin el que no podemos vivir, como el potasio 40".

González lamenta que se asocie "la energía nuclear con finalidades militares", ya que "cuando se habla de energía nuclear la gente piensa en Hiroshima".

El especialista asegura que la energía nuclear es la única alternativa al calentamiento global y a las energías fósiles.

Asimismo afirma que la mala imagen de la energía atómica responde a un intento de anularla "por parte de los capitales petroleros.

Alguien alguna vez tiene que investigar de donde vienen los millones y millones de dólares que salen para las campañas antinucleares y tengo mis sospechas de que los orígenes son claros".