A juicio del especialista, la posibilidad de error en la lectura mamográfica "debería ser menor en la clínica diaria" que en los programas de cribado ya que en la primera se suele hacer una lectura más detallada y se tiene la posibilidad de una exploración clínica u otra complementaria antes de emitir un diagnóstico. En lo que se refiere al caso del cribado, "la incidencia de errores puede estar condicionada por las características del programa y por los objetivos previamente marcados".
Félix Martín aseguró que "el estudio de los falsos negativos es un indicador de calidad que se debe aplicar tanto a la clínica diaria como a los programas de detección precoz". En su opinión, un primer paso para la detección de errores sería la revisión de mamografías previas en el momento del diagnóstico aunque, según explicó, "es más objetivo que estas mamografías sean periódicamente revisadas en un estudio ciego por varios radiólogos expertos en mamografía".
De este modo, el experto propuso "la clasificación de los resultados en falsos negativos, signos mínimos y verdaderos negativos (VN)", procediendo a su descripción. Así, el falso negativo es un error del observador que puede deberse a un error de percepción o a un error de interpretación. Los signos mínimos son aquellos que por sus características radiológicas son difíciles de identificar si no se dispone de las mamografías del diagnóstico y los verdaderos negativos no presentan ningún signo visible en la mamografía previa.
En los diferentes estudios realizados por el experto y su equipo queda patente que la tasa de falsos negativos, signos mínimos y verdaderos negativos variará en función de si la revisión es ciega o no, del número de lectores que participen, de si se mezclan con casos normales y de qué criterio se aplica para clasificarlos.
"Lo que más interesa es describir las características radiológicas de las imágenes que con más frecuencia se han encontrado en los FN o entre los signos mínimos. En las revisiones efectuadas, un 26 por ciento fueron calcificaciones, un 13 por ciento nódulos, un 44 por ciento asimetrías, un 6,5 por ciento desestructuraciones del parénquima y un 10,5 por ciento combinadas de algunas de las anteriores", señaló.
Entre las causas que se han podido constatar que indujeron a errores de percepción destacan la aplicación incorrecta de la técnica y la localización en zonas conflictivas de la mama: subareolar, retrogandular, surco inframamario, y cola de la mama. De igual manera, indujeron a errores de valoración algunas imágenes que interpretaron que se veían sólo en una proyección y se modificaban claramente al localizarlas, o bien que ya estaban presentes, sin cambios, en estudios previos.
En este snetido, el experto dio a conocer una serie de consejos para intentar evitar los errores en mamografía. Según explicó, se debe aplicar una técnica mamográfica depurada, con periódicos controles de calidad de todo el sistema de obtención de imagen, y las condiciones ambientales han de ser óptimas. "Además, resulta necesario fijar la atención en aquellos lugares más complicados de la mama y realizar una meticulosa comparación con mamografías previas para valorar adecuadamente mínimos cambios", precisó.
Félix Martín advirtió también de que si en una imagen el problema no queda claro, ha de recurrirse a la exploración clínica, la ecografía y demás técnicas complementarias según la accesibilidad de que se disponga, correlacionando los hallazgos de todas ellas. "A ello puede unirse la realización de una doble lectura por radiólogos expertos o mediante Sistemas de Diagnóstico asistido por ordenador (CAD) y la revisión periódica de los falsos negativos", manifestó.
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